El bosque de Hambach, en el oeste de Alemania, es el último resto de un hábitat ecológico único, un refugio para la conservación de 142 especies animales y vegetales en peligro de extinción. Solo queda un 10 % del bosque original. Una multinacional quiere talar esta parte superviviente para ampliar una mina de superficie.
Desde 2012, decenas de ecologistas han ocupado el bosque para impedir esta tala. Han instalado una ochentena de casas-árbol y numerosas barricadas, estas para evitar que la compañía minera y los vehículos policiales puedan acceder al interior del bosque. La defensa del bosque de Hambach se ha convertido en el emblema de la lucha por el clima en Alemania.
Los activistas han sido sometidos a una intensa represión policial, han sufrido múltiples detenciones, sanciones y agresiones.
Desde 2018, la tala está suspendida a la espera de un informe técnico sobre el impacto ambiental de la deforestación.
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