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Recuperando la memoria de las antiguas Bibliotecas de Calle
30 | 01 | 2013
Comenzamos ya la formación del equipo de animadores/as de las Bibliotecas de Calle. Ya somos 13 personas, y algunas más están interesadas, así que el proyecto promete arrancar con fuerza. En primer lugar, hemos comenzado recuperando la historia de las Bibliotecas de Calle en Madrid. Sí, entre 1994 y 2006 esta dinámica estuvo en marcha en lugares como Palomeras, Pozo del Huevo y Barranquillas (Vallecas), barrio de la Cañada (Coslada) y Espartales (Alcalá de Henares). Aunque el proyecto actual tiene elementos diferentes, creemos que es fundamental recoger los aprendizajes acumulados a lo largo de todos estos años.
Un buen ejemplo es esta reflexión que nos comparte Silvia Pérez, que como niña participó en la primera Biblioteca de Calle, la de Palomeras.
“Lo que mas recuerdo de la biblio son las ganas de que llegaran los de las cestas llenas de libros, para jugar con ellos y hacer cosas diferentes a todos los días. Sentía que era algo especial. En la biblioteca de calle me juntaba con todos los niñ@s del barrio, con los que jugaba a diario y con los que apenas veía porque eran mas mayores o eran los primos de otros niñ@s. Los libros eran para jugar entre varios, buscar cosas, palabras escondidas, buscar a wally... Nos leían cuentos de una forma tan divertida que era imposible despistarse, y te partías de risa. Había libros de aventuras que normalmente leían niños que estaban acostumbrados a leer, a mi lo que me gustaba eran los libros de amistad, de niños que ayudan a su familia, y también los de jugar, pero esos siempre eran los más solicitados. A mi hermana le encantaban los libros de animales y dibujar y pintar sobre los libros que leía. Lo que más recuerdo eran las fiestas donde venía todo el barrio, había ghimkanas, el juego de la amistad y merienda. Me gustaba participar y que vieran las familias lo que hacíamos los niños, me gustaba porque estaba todo el mundo, me encantaba ver a mi padre ayudando a recoger y ver lo bien que nos lo pasábamos. A diario también podía venir quién quisiera aunque no fuera niñ@ y siempre se acercaba algún familiar para estar con su hij@, y eso me parece muy bonito.
Allí descubría muchas cosas, tenía acceso a libros super bonitos, a pintar con pinceles, jugar a juegos distintos... Era importante porque estaba con mis amig@s y nos lo pasábamos bien pues era una novedad cada día.
A mí me ha aportado muchísimo conocer a través de la biblioteca de calle gente de otros países,ver mas allá de las calles de mi barrio, pararme a pensar cómo es la vida de otros niñ@s. Me he sentido identificada con las vivencias de otros y eso es lo que más he aprendido, a ponerme en la situación de otro niñ@. He aprendido infinitos valores: a compartir, a escuchar, a respetar lo diferente a mi, a valorar lo que tengo, a querer a mis amigos y a mi familia... Todo eso es en parte al colegio y en casa, pero también por haber ido a la biblioteca de calle. A mi familia también le aportó, pues cuando han participado han sentido orgullo por lo que han hecho y de sus hijos, pues son conscientes que era algo bueno para todos el estar juntos. También creo que les gustaba hacer algo divertido para todos fuera de casa.
Al barrio le aporto vidilla, ganas de participar, de hacer cosas, de salir de casa sobre todo y saber que tienes algo que aportar porque tus hijos están ahí. Se llegaron a crear vínculos afectivos entre los voluntarios y las familias muy bonitos la verdad, acaba siendo una actividad de todos, y es lo que mas recuerdo...juntarnos todo el barrio.
En mi opinión sigue siendo interesante hacer una biblio, una universidad popular, un taller, un lo que sea en el barrio donde vive la gente, porque es dónde uno se cría, juega, se enamora, se pelea, se cae, se crea, vive. Es dónde la gente quiere estar, aunque sea feo, sucio y de todo, en el sentido de que es lo que conoce, lo que puede mostrar, dónde siente su lugar. Donde puede enseñar al otro que no lo conoce. Donde el día de mañana, aunque salga de allí, contará dónde y a qué jugaba de niñ@, con mas o menos vergüenza, con mayor o menor orgullo, pero solemos querer contar nuestra historia. En éste caso la biblioteca de calle creo que es lo que más se adapta a los barrios, porque puedes hacer de todo en una misma actividad, aprender a leer y escribir, hacer manualidades que luego regalar, jugar al fútbol con los voluntarios. También es la mejor manera de que los padres se fíen de dejar a sus hijos porque solía ser el mismo día y hora y en el lugar de siempre, entonces ya se sabía que era día de biblio, y al principio vendrán los niñ@s y éstos traerán a sus amig@s e invitarán a sus familias cualquier día para conocerles.
Creo que es la esencia de Cuarto Mundo, porque desde los niñ@s desde lo pequeño se puede ver todo lo que de mayor pasa desapercibido porque su imaginación sí es libre.”
¡Gracias Silvia!
Comments
Bruno Couder
Hace 1 decade
Hola a todos
¡Este testimonio de Silvia me recuerda tantos buenos momentos! Os deseo a todos muchisimo ánimo para inventar nuevas bibliotecas de calle que responden a las esperanzas de todos los niños de los barrios donde la vida es a menudo difícil, Silvia les ha explecitado muy bien
¡Este testimonio de Silvia me recuerda tantos buenos momentos! Os deseo a todos muchisimo ánimo para inventar nuevas bibliotecas de calle que responden a las esperanzas de todos los niños de los barrios donde la vida es a menudo difícil, Silvia les ha explecitado muy bien
Beatriz Monje Barón
Hace 1 decade
Qué maravilla, Silvia, cuántos recuerdos!! Estamos deseando tener noticias de la nuevas Bibliotecas de Calle y en quince años... las palabras de otra niña que ya se ha hecho mayor!
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