Pocas veces nos preguntan cómo se mantiene una plataforma de crowdfunding. A la mayoría de impulsores de proyectos que publican su campaña en una plataforma de financiación lo que les interesa es saber la comisión de la plataforma (que en nuestro caso es el 4%), la especialidad de la plataforma y su alcance potencial (es decir, si la gran mayoría de proyectos que habitan en ella son culturales, o específicamente audiovisuales o musicales, o sociales, de investigación u orientados a las pymes, etc) y, como mucho, qué es lo que hace la plataforma para difundir su proyecto.
La realidad es que para poder sostener una plataforma, o por lo menos la nuestra, y todo el equipo que trabaja detrás (8 personas a tiempo completo que dirigen, inventan nuevas aplicaciones, administran las donaciones y emiten certificados, asesoran a los proyectos, desarrollan nuevas funcionalidades, mantienen los servidores y atienden a toda la gente usuaria, que ya son cerca de 70.000 personas), no basta con la comisión que se aplica sobre proyectos exitosos. Pero eso ya lo sabíamos desde el principio.
Cuando decidimos montar Goteo como una plataforma de crowdfunding, a finales de 2009, estudiamos los modelos existentes en ese momento y comprobamos que difícilmente una plataforma podía sólo sostenerse con la comisión del dinero recaudado, donde la media era y sigue siendo el 5% de comisión. Así que, antes de iniciar el desarrollo informático de la plataforma, conceptualizamos una serie de servicios complementarios que podrían ayudar a dar sostenibilidad a toda la estructura. De esta manera, se diseñaron entre otras cosas las convocatorias de matchfunding o capital riego, los talleres de crowdfunding y los nodos de Goteo.
Los dos primeros servicios han sido y siguen siendo claves para el mantenimiento de toda la infraestructura. Por ejemplo en el desarrollo continuo de mejoras y nuevas funcionalidades de Goteo, como fue liberar el código de la plataforma, o como ahora desarrollar la API de Goteo o el monedero virtual, donde actualmente cualquier comecenas puede redirigir una aportación económica de un proyecto fallido a otro proyecto que inicie su campaña sin hacer ninguna transferencia más. También ha influido el éxito y acogida de los talleres #learnbyfunding y sus derivados en otros formatos de co-creación y apoyo a iniciativas abiertas mediante metodologías abiertas y participativas, que llevamos a cabo de modo regular.
En el caso de los nodos, sin embargo, el reto fue más complejo desde el principio, y de hecho tuvo de bueno o de malo no tratarse exactamente de un servicio, sino de buscar un modelo distribuido de colaboradores que aportaran proximidad, por ser del mismo territorio y/o cultura que los proyectos a los que asesorarían.
Nació así una colaboración muy especial en Euskadi con Colaborabora, y más tarde en Andalucía con la red de telecentros Guadalinfo. Ambas organizaciones con estructuras y objetivos diferentes pero afines al nuestro cuando concebimos Goteo, y que recibieron formación para poder asesorar a proyectos, vascos y andaluces respectivamente, y hacer el seguimiento de las campañas bajo la marca Goteo. Goteo Euskadi, además de representar un apoyo fundamental desde buen principio para nuestra Fundación y para la puesta en marcha del modelo de nodos en sí mismo (financiado por Irekia, Gobierno Vasco), fue también acompañada con formación para dar servicios paralelos de convocatorias y talleres. En el 2013 además apareció el nodo Barcelona, aunque se trata de un modelo diferente por estar complementamente gestionado por miembros de nuestra propia organización.
Sin embargo, tras un periodo de consultas, reflexión y análisis, estas últimas semanas hemos decidido reconducir el modelo de nodos gestionados por otras organizaciones hacia una nueva forma de colaboración a partir del concepto “Canal”, que creemos simplifica la descentralización de nuestro modelo.
La fórmula del nodo Goteo mantenido por una entidad externa que se comprometía a asesorar proyectos, manteniendo la misión y valores, de la misma manera que tenía acceso al capital (formación, servicios, infraestructura) ofrecidos y compartidos por nuestra Fundación, se desarrolló para ser una colaboración y servicio temporal de dos años. Muy a nuestro pesar, todos esos recursos compartidos no se han transformado para la organización colaboradora en una estrategia de sostenibilidad, como se constata necesitaban algunas de las organizaciones colaboradoras y siendo ésto parte del objetivo.
Hoy por hoy, dar soporte a la estructura de nodo más allá de los dos años inicialmente estipulados sabemos que no es sostenible y, en algún caso, incluso demasiado complejo mantener una relación continuada de colaboración y no competencia cuando se sectorializan geográficamente los servicios creados por nuestra Fundación.
En cualquier caso, avanzamos hacia una nueva estructura que vincula de un modo más fácil y ligero a las organizaciones colaboradoras con Goteo, simplificando tanto la gestión como los compromisos que hasta el momento buscábamos en los nodos (recursos humanos comprometidos y estables para asesorar presencialmente a los proyectos, intervención en las políticas locales representando a la Fundación Goteo, etc).
Así que empezamos ya a trabajar para construir alternativas más eficaces y replicables, como esperamos que sean los Canales, de los que os hablaremos en próximos posts.